Basta Ya!! A denunciar Para Transformar

Para nosotras la violencia contra las mujeres, como el acoso, el abuso sexual, la violación sexual, la lesbofobia, la misoginia, los feminicidios, tienen como origen la manera como se organizan las sociedades históricamente, que concibe a las mujeres como propiedad y en función de los hombres, desde la heterosexualidad como régimen. (Wittig) La dominación masculina es una herramienta del sistema, que profundiza en los varones la creencia que las mujeres les pertenecemos. Cualquiera que se sale de esta norma, es víctima de odio - la lesbofobia y otras formas de violencia de género como la violación y la muerte. Estamos haciendo visibles todas las formas de violencia en nuestra contra, para que no se quede en el silencio y para actuar y parar cualquier acto de dominación masculina y violencia.

sábado, 11 de junio de 2011

Testimonio De Sobreviviente De Violacion afectada de VIH/Sida - Ruanda

«En 1998, yo iba hacia el internado, en Gisenyi. Justo antes de llegar a la ciudad […] caímos en una emboscada de los abacengezi[insurgentes][…] El taxi dio una vuelta de campana y, mientras los pasajeros huían del vehículo, los abacengezi los mataban a machetazos. Traté de esconderme bajo los cadáveres, pero oí decir a los rebeldes que iban a por gasolina para quemar los cuerpos. Grité y me acuchillaron […] y me llevaron al bosque […] Allí había otras mujeres y niñas de distintos puntos del país que habían sido secuestradas en circunstancias similares.[…] Los soldados de la milicia venían todas las noches a violarme, hasta que una noche uno de ellos anunció que yo era suya, que él era mi “esposo”. Yo sólo pensaba en escapar para reunirme con mi familia […] Teníamos que huir constantemente, porque el ejército ruandés iba tras ellos. Durante una gran ofensiva de los soldados del gobierno en el bosque de Gishwati, conseguí huir cuando todos se dispersaron […] y volví a casa […] Unos años después, un soldado del RPF [Frente Patriótico Ruandés] vino a mi casa y quiso tener relaciones sexuales conmigo. Traté de convencerle de que era seropositiva y de que no podía tener relaciones sexuales. Aquello fue como una violación. Como era un soldado, me sentí incapaz de gritar. Quería casarse conmigo y, como era un soldado, pensé que no tenía otra opción. Le obligué a hacerse la prueba el día después de la violación, y resultó que ya era seropositivo. Me casé con él contra mi voluntad. Mis sueños se han hecho añicos. He terminado mis estudios. Me amarga pensar que mi familia había puesto todas sus esperanzas en mí; se sacrificaron para que yo recibiera una educación, pero temo que no tardaré en morir y que mis familiares no sacarán ningún provecho de su sacrificio.»

Angèle, portadora del VIH, Kigali-Ngali