yo también soy estudiante de medicina del 5o año en el hospital general, ahí nos toca a hacer turnos y quedarnos por la noche, al día siguiente después de una noche de cansadas jornadas corriendo y viendo pacientes, en un hospital lúgubre y en pésimas condiciones, conociendo cientos de historias terribles de violencia y pobreza. Al día siguiente de uno de esos turnos en los que los mismos compañeros y hasta los enfermos nos acosan sexualmente, haciendo comentarios machistas o con miradas mañosas a nuestro cuerpo, nalgas o pechos.
Una mañana un doctor, me llamó a su oficina, ahí no había nadie más para “machucarme” como se dice, o se le llama a una práctica casi militar que se utiliza para atemorizarte y preguntarte bajo hostigamiento para ver cuánto sabés, es como demuestran los “superiores” que pueden afectarte si no contestás en segundos pregunta tras pregunta como si fuera una tortura. El caso es que yo, llegué ahi, empezó a preguntarme sobre cuestiones academicas y paró diciendo que le gusto. A mi me dió risa y me sonrojé, no es que me gustara, solo no supe que decir y por miedo a decir algo, hice como si no había oido.
Se me acercó y me tomó de la mano y me dijo que le gustaba, no le respondí y pensé: “qué debo hacer?” y no supe, entonces colocó mi mano en su pene, se abrió el cincho, se bajó el zipper y se sacó el pene, me hizo tocárselo, se lo tomé con asco, miedo y parálisis, logré tomar fuerzas y salí.
Al rato llegó donde estabamos el resto del compañeros y empecé a notar, como el ya empezaría a reprimirme pues me mandó a hacer unos laboratorios que en otro momento, seguro no me pediría, es decir que el empezará a castigarme por haberme salido. Este es el pan de cada día, desde el primer año en la Facultad, le ha pasado a medio mundo.
Una mañana un doctor, me llamó a su oficina, ahí no había nadie más para “machucarme” como se dice, o se le llama a una práctica casi militar que se utiliza para atemorizarte y preguntarte bajo hostigamiento para ver cuánto sabés, es como demuestran los “superiores” que pueden afectarte si no contestás en segundos pregunta tras pregunta como si fuera una tortura. El caso es que yo, llegué ahi, empezó a preguntarme sobre cuestiones academicas y paró diciendo que le gusto. A mi me dió risa y me sonrojé, no es que me gustara, solo no supe que decir y por miedo a decir algo, hice como si no había oido.
Se me acercó y me tomó de la mano y me dijo que le gustaba, no le respondí y pensé: “qué debo hacer?” y no supe, entonces colocó mi mano en su pene, se abrió el cincho, se bajó el zipper y se sacó el pene, me hizo tocárselo, se lo tomé con asco, miedo y parálisis, logré tomar fuerzas y salí.
Al rato llegó donde estabamos el resto del compañeros y empecé a notar, como el ya empezaría a reprimirme pues me mandó a hacer unos laboratorios que en otro momento, seguro no me pediría, es decir que el empezará a castigarme por haberme salido. Este es el pan de cada día, desde el primer año en la Facultad, le ha pasado a medio mundo.