Hace algunos años me encontraba haciendo el Ejercicio Profesional Supervisado EPS en un poblado de Baja Verapaz, Granados, ahí llegué con muchos sueños y emociones, era ya casi los últimos pasos para graduarme, conocería durante 8 meses una realidad desconocida para mí, el oriente del país y trabajaría ya en mi profesión. Ahí intenté ser amigable con todas las personas del centro de salud, de las enfermeras de los técnicos etc, me tocaba cenar en el único comedor del pueblo y compartir con las pocas personas que eran de fuera, el juez, la policía y alguno que otro camionero que fuera de paso, también con uno de los técnicos del centro de salud, que era mi compañero, un jovencito, delgado y chiquitito, extremadamente tímido.
Yo empecé a hacer más amistad con el, pues estaría ahí 8 meses y solía yo ser bastante amigable, intentar hacer complicidades con hombres y mujeres, con quien yo suponía teníamos cosas en común, en este caso la juventud y el trabajo. Así empezaban platicas de la vida, de los sueños y empezamos a tener una relación de colaboración y amistad durante meses. El tenia moto y a veces me llevaba a la aldea donde vivía pues estaba lejos del centro de salud y no había transporte, por lo que debía para llegar a mi casa caminar unos 40 minutos.
(después me dí cuenta que una no puede suponer ni construir cosas con nadie, si no se tienen cosas concretas en común y si no se ha construido confianza y se acuerdan cosas basadas en situaciones que no sean solo los deseos o lo que una quiere o piensa, no toda la gente piensa como una)
Una noche durante la cena el empezó a tomar cerveza y me ofreció una, yo entonces me fuí a mi casa. Vivía sola, el lugar era caluroso y me puse a dormir con poca ropa. A eso de la media noche, escuché un ruido y cuando abrí los ojos, alguien estaba metiendo la mano por la ventana al mismo tiempo que cayó una cuerda de arriba de la puerta, me dí cuenta que habían metido una cuerda desde la parte de arriba del marco de la puerta, para lograr con ella jalar el segurito de la ventana de metal. Yo siempre dormía con la luz encendida, pues normalmente me daba miedo.
Yo en ropa interior corrí a la puerta pues entonces metieron la mano por la ventana para intentar abrir la puerta, al llegar a la ventana me di cuenta, que era mi compañero de trabajo, me asusté y me sorprendí. Le pregunté que le ocurría y que era lo que buscaba a esa hora, con tono amigable y me dijo que quería entrar, estaba un poco borracho, pero no mucho.
Quise persuadirlo de muchas maneras, le dije que si insistía tendríamos un problema más grande, que mejor se fuera a dormir. Pero ya a esas alturas el estaba violento, me dijo que iba a violarme, que iba a tener sexo conmigo quisiera o no quisiera así que era mejor que le abriera.
Me puse después de amigable, enojada, le grité, lo amenacé pero no dio resultado, se empezó a poner más violento y dijo que no importaba que pasara, que iba a violarme.
Pateaba la puerta, le daba golpes con los puños y yo empecé a aterrorizarme, empecé a llorar y ya a esas alturas yo le suplicaba que no lo hiciera, que se calmara, que podíamos llegar a un acuerdo pero que no lo hiciera a la fuerza.
Yo ya tenía rabia, impotencia y empecé a gritar pidiendo auxilio, pero nadie acudía, entonces al poco tiempo, llegó un compañero de trabajo, que vivía cerca también un hombre más adulto, y dijo que qué pasaba ahí, yo desde la puerta le dije lo que pasaba y que se llevara a este tipo y dijo que sí, que habláramos tranquilos que todxs eramos amigxs, y yo fui a cambiarme rápidamente, pues estaba en ropa interior, así dormía por el calor extremo del lugar.
Ellos hablaban entre sí y le dije al señor este, que porfavor se lo llevara y dijo, ya el esta calmado, hagan las paces y ya, yo en ese momento quería salir de ahí, y le pregunte si podía llevarme al centro de salud, pues ahí vivía el médico que era el director de el mismo y el jefe de todxs.
Cuando salí, ya sentía confianza que el tenía todo bajo control, al hacerlo, este señor me agarró del pelo y me tiró al suelo y me pateó, cuando yo iba cayendo al suelo, sentí la convicción que a golpes o como sea, yo iba a salir librada de ahí, y que aunque se quedara con mi cuero cabelludo en sus manos, yo iba a salir corriendo, así fue como al caer, me levanté y con toda la fuerza del mundo, forcejé, empujé, golpee y logré salir corriendo, rumbo a la casa del juez de paz, el juez del lugar, el me dijo que me quedara en su casa en lo que el iba a llamar a la policía. La casa del juez quedaba unas dos cuadras arriba de mi casa.
Cuando salí me di cuenta que lxs vecinxs tenían las luces puestas, pero nadie salió en mi auxilio, yo sabía que no solo nadie se mete, sino que existe un prejuicio hacia las mujeres que llegaban de fuera, hacia las universitarias, hacia las mujeres de la ciudad, que por mi edad en ese entonces, 22 años, al no estar casada y con hijos y estar sola en un pueblo, ya era sospechosa de puta y de loca. Mucha gente me hacía ya los comentarios, cuando socializaba con señores y señoras, siempre la pregunta recurrente es qué hace una mujer estudiando y llegando sola a un pueblo, a esa edad? Cómo es que no tiene hijos o hijas?
En fin, que yo en la casa del juez, me di cuenta que pasaba el tiempo y el no llegaba, a la vez escuchaba un sonido que parecía a patadas o golpes en una puerta de metal y la puerta de mi cuarto era de metal.
Con miedo, salí a la calle y me di cuenta que a dos metros estaba parado el juez, solo, escuchando también el sonido que efectivamente provenía de mi casa, de mi cuarto.
Fui donde él estaba a preguntarle, qué hacía así como imbécil, si hacer nada? que qué esperaba para ir por la policía, pues el Juez en los pueblos es el jefe de la policía, y respondió que el pensaba, que debíamos esperar a que se les pasara, que estaban borrachos y que era mejor esperar. Y empezó a cuestionarme, a decirme que yo tenía la culpa, que yo era amiga de ese muchacho y que todo lo que pudiera pasarme era dudoso porque yo le había dado confianza.
Una mierda, le pedí que me llevara por favor donde el Médico, al Centro de Salud, que estaba en la aldea vecina y así lo hizo, el maldito, pasamos por mi casa, porque además el pueblo este solamente tiene una calle, no tiene parque, no tiene mercado, es una sola calle y pasamos frente a mi casa, donde se oía el escándalo y la luz encendida.
Llegamos al centro de salud, el cobarde del Juez me dejó ahí, le hablé al Médico y el dijo que iría a ver, me dejó sola en el Centro de Salud, yo entré y al ingresar, ví que había una persona fallecida, muerta ahí en la entrada principal, en una camilla, qué maldición, no pude evitar gritar de terror yo sola ahí, y entré a la oficina del Médico, donde había un teléfono de los que tenía la telefonía privada con antena, pues no entraba ahí celular ni teléfono fijo. De estos aparatos por la localización del pueblo, me costó una mierda poder llamar, al fin lo logré llame a mi novio a la capital y después de hablar, llorar y todo, acordamos que lo mejor era que tomara el bus que pasaba a la 4 de la mañana pues del pueblo para ir a la capital solo habían dos horarios, a la 1 de la mañana y el siguiente y último a las 2 de la tarde.
Al rato, llegó el médico y dijo que en mi casa todo estaba apagado desde fuera, que el escándalo ya no estaba, que los había buscado en sus casas a los dos tipos y que no estaban, así que le dije que me iba a ir, que me acompañara a buscar mis cosas y así lo hicimos.
Al llegar al lugar, llegamos los dos a mi casa, a mi cuarto, efectivamente estaba apagada la luz, al encenderla, fue horrible, estaban los dos tipos, uno de ellos estaba dormido sobre mi cama y el otro, quien había intentado violarme al principio estaba sentado en el suelo, con mi ropa puesta, mi pantalón, una blusa, mis tenis y tenía mis calzones en las manos.
Al mismo tiempo, todas mis cosas estaban tiradas, quebradas, todo destruido.
El medico los saco a golpes y los dos al verlos se espantaron y se pusieron a pedir disculpas y mil cosas más, pues sabían que eso posiblemente tendría implicaciones laborales.
Mientras yo entré a buscar mi billetera y las cosas que yo consideraba recuperar, y me dí cuenta que había semen en el piso en mi cama, en mi ropa, era horrible y asqueroso, entonces también me percaté que no estaba mi billetera. Ni mis papeles, ni mi dinero.
El médico se los pidió frente a mí, el entregó solamente la billetera y mis papeles nunca aparecieron.
Me fui a la capital, al final, en la madrugada, para llegar necesitaba viajar 4 horas, al llegar me estaba esperando mi novio y me fui a la casa, destruída y con miedo.
Sin embargo, en la mañana fui a la Universidad a poner la denuncia, a jurídicos, los profesores me ayudaron y me apoyaron, cosa que pensé que sería al contrario, la verdad no esperaba nada, pero fue lo contrario, a los pocos días, fuimos a poner la denuncia contra el tipo, al ministerio de salud y al juzgado, fuimos al pueblo a recoger mis cosas. Y al tipo lo hecharon y yo, después no quise seguir haciendo más acciones jurídicas. Ahí se quedó, el se quedó con mi cédula de vecindad y yo no sentí miedo, me quedé con fuerza y estuve acompañada.
La verdad, que hablar, contárselo a mucha gente, me ayudó muchísimo a tener fuerza, a seguir adelante, afortunadamente las cosas no fueron peores, pero esa experiencia me ayudó muchísimo a pensar varias cosas:
1. Que no es responsabilidad mía que los hombres, sean violentos, violadores, abusadores, aunque yo les haya dado confianza.
2. Que aunque no es mi responsabilidad, si aprendí a no ser romántica en cuanto a pensar que porque yo deseo ser amiga con honestidad y desinterés con los hombres, estos lo van a tomar igual, si no hay ninguna condición para que esto ocurra, qué haría que ellos lo tomen desinteresadamente.
3. Lamentablemente los hombres, difícilmente nos ven sin interés, para ellos si una es amable, buena onda, o risueña o les da confianza, para ellos eso significa que pueden tener sexo con nosotras. Ellos normalmente lo que quieren es poseernos, tenernos, cogernos, por las buenas o por las malas.
4. Que los hombres, se creen superiores, se creen con el permiso de hacernos lo que les da la gana, de abusarnos o de controlarnos.
5. Aprendí que con los hombres, así de la nada, no se les puede dar la mano, sonreírles, reírse, aceptar sus bromas, ir con ellos a tomar algo, darles ninguna confianza.
6. No es pesimismo, no es no creer en la humanidad, ni en las personas, pero si no conozco suficiente a un hombre, si no tengo referencias de otras personas y no conozco su comportamiento, su historia profundamente, no puedo ni tengo porque creerle nada, ni darle ni un centímetro de nada, porque es una manera de cuidarme.
7. En ningún espacio, debo confundir ni mezclar las relaciones, si es en un lugar de trabajo, mejor me dedico a relacionarme con los hombres, en ese sentido laboral y de lejos, si es en el bus, lo básico, si es en cualquier espacio, solo lo mínimo.
8. No tengo que llevármela de buena onda, amigable, ni protectora de nadie, porque a veces nos relacionamos con algunos hombres, porque pensamos que pobrecitos, porque los vemos con sus caras de tontos o de callados o tímidos y nos confundimos, este tipo que me intentó violar, parecía un pobre mequetrefe que no mataba una mosca y me contaba que tenía muchos problemas de identidad, de autoestima y ahí estaba yo llevándomela de madre teresa de Calcuta y vean lo que me sucedió.
9. Aprendí a no tener miedo, a hablar.
10. Aprendí a no sentir culpa ni remordimiento por mi, que me hayan intentado violar no es motivo de vergüenza por mi parte, así que aprendí a contárselo a todo el mundo y a decirle a otras mujeres que nos puede pasar en cualquier lugar y momento y con cualquiera y hay que saberlo y saber cómo actuar.
11. Yo ya había sido violada años antes,
12. No me siento menos que nadie, tengo fuerza, ninguno de estos malditos me ha destruido ni un milímetro. Tengo mucha fuerza y mucho poder y no le doy ni un centímetro a ningún hombre para que piense que me puede joder de ninguna manera.
13. Aprendí que ni una sonrisa, ni nada de confianza!
14. También tengo mucha rabia, pero rabia que se convierte en lucha, en creatividad y en una voz que grita, que no nos vuelva a pasar y aprendamos a gritar, a hablar y a cuidarnos, cuidarnos significa a nosotras a pesar de lo que nos hagan, a nosotras no nos destruyen.
15. Por lo tanto no soy víctima, a mí no me destruyeron. Porque entiendo perfectamente que la violación, es una manera de someternos, con miedo, terror, la intención es devastarnos y nosotras podemos revertirlo, así que no lo lograrán, y aquí estoy, llena de vida.
16. Aprendí que no le tengo que tener miedo a ningún hombre.